17 junio 2015

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Lección de la bitácora 6 - febrero - 2014

En que momento una persona que sería y era el intermedio de comodidad en esta ciudad, que era quien podía acercarse a tu piel expuesta quien creías no sentía nada por esa supuración espesa que eres, en que momento tu conciencia y razón dejaron de percibir el engaño cuando se volvió un ser mezquino, traicionero y mentiroso.

Porque jamas notaste que no se volvió, que ya era.

Porque te tuvo, porque fuiste suya.

Fui una posesión más de la locura.

Las acciones no chispean las mentiras son las que realmente encienden el fugo.

Cada pensamiento se ha convertido atroz y malicioso, cada esperanza de bondad se minimiza y paraliza; el tiempo dará respuestas porque las estaré buscando un par de noches.

Las frases ajenas y tan comunes te consumen, la mente trabaja tanto en cada esfuerzo que hace al preguntarse y saber el porque.

Los momentos desvanecen, la lucha por la materia no ha querido iniciar y la duda de la guerra atormenta al intelecto.

Materia menor a ser, soy.

A la deriva de esta vida he llegado y he de llegar a orillas de aquel río con esa pequeña cabaña aislada.

Las constelaciones toman sentido.

Formas geométricas sin sentido.

Mente! A veces abraza con tanto daño a la soledad que esta, aún más sádica de lo que a veces suele ser te asfixia sin poder encontrar el resbalo de esos brazos firmes y apretujados.

Mente y memoria abandonenme en pleno lecho de mi muerte, acompañenme hasta ahí y dejen que mi esencia desvanezca como el polvo de la vida.

Vida! Tuya soy y tuya seré, de ti aprenderé lo que soy, por que lo soy y para que lo soy. No seré en el futuro por que ya soy en el ahora.

Destino! Tan inexistente, tan sombrío e intolerante. No creo en ti y me castigas con el peso del olvido.

Olvido!!! De todos el mejor, de mi el peor; tan prepotente y sarcástico que me hielas hasta el hipotálamo, eres tu como el amor, volátil y falso, dudoso, cruel y mísero; te acercas y te alejas en momentos invertidos. Tu eres el peor, eres como la serpiente que enrosca en aquel árbol para sofocarle los últimos suspiros.

Marchitas lo vivo y riegas a lo frío y muerto.



(Escrito de hace casi un año rescatado de mis notas en un teléfono)


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