10 agosto 2014

Historia del ojo

A muchos el universo les parece honrado; las gentes honestas tienen los ojos castrados. 

Por eso temen la obscenidad. 


No sienten ninguna angustia cuando oyen el grito del gallo ni cuando se pasean bajo un cielo estrellado. Cuando se entregan ‘a los placeres de la carne’, lo hacen a condición de que sean insípidos. 

Pero ya desde entonces no me cabía la menor duda: no amaba lo que se llama ‘los placeres de la carne’ porque en general son siempre sosos;sólo amaba aquello que se califica de ‘sucio’.

El libertinaje que yo conozco mancha no sólo mi cuerpo y mi pensamiento, sino todo  lo que es posible concebir, es decir, el gran universo estrellado que juega apenas el papel de decorado.


 No me satisfacía tampoco el libertinaje habitual, porque ensucia sólo el desenfreno y deja intacto, de una manera u otra, algo muy elevado y perfectamente puro. 


Georges Bataille